jueves, 28 de mayo de 2009

Un Llamado al Pastorado

"Siempre he estado de acuerdo de que el llamado al pastorado es uno de los más sublimes que Dios nos ha encargado, para el servicio de su Iglesia.
El pastor es escogido por Dios para cuidar Sus ovejas. Dios no tiene un cuerpo físico para servir a Su iglesia, necesita de un cuerpo dispuesto a ese servicio sacrificado y esforzado.
El pastor no es el egresado de un Instituto Bíblico. El Pastor obediente al llamado, ya tiene los dotes otorgados por Dios para educar, guiar, enseñar y convivir con las ovejas del rebaño. Todos son llamados, no todos son pastores"

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Prólogo

"Al escribir mis memorias de ministerio durante estos 50 años(y aún más), al narrarles experiencias personales y familiares, mi único deseo es crear en vuestro pensamiento el significado profundo del "llamamiento al pastorado". Es una tarea que implica sometimiento a Dios, pero también equilibrio para saber ser Sacerdote dentro de la casa. Implica ser pastor de "campo". Es decir, señalar a cada oveja, nombrarla, darle de comer, darle de beber; curar sus heridas, interceder por ellas cada día; dejar a las "99" a buen recaudo para ir a buscar a la oveja perdida; es rogar cada día para que se avive el fuego de la predicación, que viene a ser el alimento proteico y variado.

Al contarles este testimonio, les menciono que hay
claves para proseguir a la meta; pero la principal de ellas es la purificación cotidiana en la presencia del Señor. Sólo así, estaremos dispuestos para que el Señor de la Mies haga fluir su palabra a través nuestro.

Es transmitirles también, que no se puede vivir el ministerio separado de la familia. Es la esposa quien sostiene el cansancio del pastor y es la familia la que absorbe, no sólo los méritos y el progreso del pastor; sino la calidad de cristianismo que se vive en casa.
Es también estar dispuesto para servir en toda buena obra. Porque Dios mismo se encarga de dirigir nuestros pasos, tareas y promociones.
Que Dios, use esta herramienta para la gloria de Su nombre"

Mis Primeros Pasos En La Fe

Tenía 17 años cuando escuché por primera vez el mensaje del evangelio. Con muchas dudas en mi corazón, me acerqué a una iglesia denominacional donde asistí varias veces. Por fin, una noche, le entregué mi corazón al Señor Jesucristo.
Eran los años 1942,1943; circunstancias en las que el mundo estaba convulsionado por la novedad de la Segunda Guerra Mundial... pero yo no tenía miedo. Estaba viviendo mi nueva vida en Cristo y no tenía nada que temer. Más tarde, tuve la oportunidad de viajar a la ciudad de Lima en busca de trabajo y lo conseguí en el Ferrocarril Central.
En esa época, en Lima había una novedad, la gente estaba asistiendo a una campaña evangelística con el Misionero Clifton Erickson, donde los enfermos eran sanados milagrosamente. Yo asistí y quedé sano instantaneamente. Gloria sea su nombre!! Esta nueva experiencia me impulsó a buscar una iglesia nueva y es en el "Tabernáculo Evangélico de las Asambleas de Dios del Perú", donde empiezo a tener lindas experiencias con el Señor. Mas tarde, sentí viajar a mi pueblo con la finalidad de llevarles el mensaje de salvación a mis familiares, y después de varias reuniones, por fin rindieron sus corazones a Cristo. Permanecí con ellos por un buen tiempo, con la finalidad de guiarles y afirmarles en su vida cristiana.
En el año 1948, ya se había empezado una pequeña congregación en la ciudad de Cerro de Pasco, y empezamos a asistir a esta congregación, yo colaboraba con el pastor, el hermano Jerónimo Malqui; él me invitaba para acompañarle en sus frecuentes viajes a muchos pueblos del Departamento. En uno de esos viajes, él me habló de servir al Señor a tiempo completo y mi necesidad de prepararme en un Instituto Bíblico. Estas palabras me hicieron reflexionar seriamente sobre mi vida y empecé a orar para que el Señor haga su voluntad.


Una Decisión Bien Pensada

En el año 1951, un día al salir al trabajo, mi pastor me dio una carta de recomendación para el Instituto Bíblico de las Asambleas de Dios. Esa era la respuesta que tanto estaba esperando!!
Cuando llegué al Instituto Bíblico, fui recibido por el Director del plantel. Encontré un lugar acogedor, con muchos misioneros extranjeros. Yo conocía su cultura, pues muchas veces había interactuado con ellos en mi ciudad natal en Cerro de Pasco, y fue fácil empezar a cultivar una amistad.
Recuerdo cuando nos reunieron a todo el alumnado para darnos las instrucciones preliminares. Tenía tantas expectativas... todo eso era nuevo para mí; me di cuenta que las normas eran muy estrictas y rígidas. Teníamos que hacer un compromiso y respetarlo. Empecé a notar la disciplina y vi que habia mucho que aprender. Después de una semana de oración, empezaron las clases. Qué emocionante fue ver a tantos jóvenes de ambos sexos, procedentes de diferentes provincias del país, reunidos con un mismo sentir: "Prepararse para servir bien a Su Señor".
Cuando empezamos las clases éramos 80 alumnos. Cómo olvidar cada culto de oración, los momentos de adoración todos juntos, el tiempo de estudios y de exámenes. Fueron momentos maravillosos con el Señor. Luego de dos años de preparación, salimos a realizar nuestro trabajo de prueba al campo, fuimos a lugares que nunca habían oído de la salvación del Señor. Nos entrenaron así durante un año, para luego regresar al Instituto para terminar el tercer año de estudio.


Inicio De Mi Ministerio

En el año 1953, cuando realizaba mi trabajo de campo, viajé a mi ciudad. En Cerro de Pasco la obra recién empezaba, había mucha necesidad de obreros y cuando llegué, encontré a mi pequeña iglesia dividida. Un grupo quedó con el anterior pastor y el otro grupo estaba sin pastor. Me pidieron que yo les ayude; al ver esa necesidad, yo acepté.
Mi tiempo de pastoreo aquí duró 1 año, luego debería regresar a terminar mis estudios al Instituto Bíblico, pero esta no fue la voluntad del Señor. Empecé a visitar pequeños poblados en la Provincia Daniel Alcides Carrión. Durante estas visitas llegué a un pueblo llamado Gollarisquizga, un asiento minero de carbón. Allí encontré a cuatro familias creyentes, ellos me rogaron que me quedara como su pastor. Tuve tanta pena de dejarlos. Regresé a Pasco y le conté a la congregación de esta necesidad. Les propuse que les buscaría un pastor de la ciudad de Lima y yo iría a Gollarisquizga. Cuando llegué a Lima, muchos pastores jóvenes tenían temor de viajar a Pasco por la altura (4,350 Mts. sobre el nivel del mar). Al fin encontré a un pastor evangelista.
Alejandro Picman, había estado ya en años anteriores en la Región de Pasco y aceptó viajar conmigo. Cuando llegamos, los hermanos lo aceptaron con mucho gusto y así, luego de una triste despedida, me fui a pastorear a Gollarisquizga. Me quedé dos años. Durante este tiempo crecimos a 60 personas. Luego, pasé la posta al Pastor Vicente Capuñay. Vi que la Iglesia en la región empezaba a crecer muy rápido. Me nombraron Presidente Regional y me quedé allí hasta el año 1957. Entonces regresé al Instituto Bíblico a terminar mis estudios, enriquecido por la experiencia y dispuesto a seguir aprendiendo para regresar a la Obra.
Recordar los momentos de salida de este Instituto Bíblico e imaginar los rostros de mis compañeros al momento de la despedida, me hace valorar más, todo el aprendizaje que pude recibir; y brota de mi un profundo agradecimiento a Dios, a mis Profesores a los Misioneros y Directores y a mis compañeros a quienes amé entrañablemente.
Al mirar atrás, le agradezco a Dios. ¡Cuánta gracia y bondad para con su servidor!
Mi gratitud enorme a los muy recordados misioneros y pastores nacionales que participaron en la formación de mi vida ministerial y personal: Herbert y Olga Felton, Familia Barquer, David y Elena Scott, Henry y Edith May, Arturo y Eva Bauer, Ruth Couchman, Pency Blasson, Walter y Ruth Erickson, Wilfred y Ruby Morris, Lucas y Manuela Muñoz, Víctor y Esther Gonzales, Eduardo y Victoria Ríos, Jorge y Rebeca Arroyo, Jhonatán Miranda y esposa, Néstor y Albertina Ellorriaga.

Una Decisión Trascendente y Feliz

Después de haber culminado mis estudios, nuevamente retorné a mi tierra para hacerme cargo de la iglesia que me esperaba en Cerro de Pasco. Así llegó la hora tan esperada para mi vida. En el mes de febrero de 1958, viajé a Lima para contraer matrimonio con la señorita Clelia Arteaga Rosales, a quien conocí en el Instituto Bíblico de las Asambleas de Dios y de quien me enamoré por sus virtudes y talentos. Mantuvimos un noviazgo de 4 años y el 22 de febrero celebramos nuestro matrimonio en mi iglesia "El Tabernáculo Evangélico". Nuestros padrinos fueron Don José Ferreira García, Senador de la República y su esposa Graciela de Ferreira.
Nuestro matrimonio fue muy bendecido. A pesar de nuestros pocos recursos económicos, el Señor siempre proveyó todo lo necesario. ¡Alabado sea el Señor por todos sus beneficios!
Después de la boda, volvimos a la ciudad de Pasco, para continuar con la Obra del Señor. Para mi esposa este campo fue nuevo y muy difícil. Sin embargo, supo ambientarse y pudimos viajar a muchos pueblos para visitar a nuestros hermanos en la fe. Muchas veces fuimos a pie, otras veces a lomo de bestia, pero lo hacíamos con mucho gozo en nuestros corazones. Mi esposa sufrió las inclemencias de un nuevo clima, costumbres propias del lugar y la soledad de estar alejada de su familia; sin embargo, se esforzó mucho y me acompañó hasta el final. ¡Gracias a Dios por ella!

Rumbo A La Ciudad de Huánuco

En ese mismo año, nos invitaron a la ciudad de Huánuco y a la Iglesia de Caraz (Ciudad de mi esposa) para ser sus pastores. Yo había servido en la ciudad de Pasco durante seis años, mi esposa algunos meses, y parecía que Huánuco se apropiaba a nuestra situación familiar. Aceptamos pastorear Huánuco y entendimos que estábamos en la plena voluntad del Señor. Esta era una iglesia que estaba decadente espiritualmente. La iglesia se había dedicado al deporte y al ejercicio físico pensando que así ganarían más almas para el Señor. La iglesia tenía sus equipos deportivos y sus jornadas de juego. Fue una tarea muy difícil durante los dos años que permanecimos con ellos, enseñarles la importancia de cultivar una vida espiritual.

Una fugaz decepción:

En este trance, tuvimos a nuestra primera hija. Como padre, yo había anhelado tener un hijo varón. Soñaba con prepararlo para ser obrero de la grey de Dios, no pensé que me afectara ver a una niña. Pensé que se había truncado mi proyección. ¡Qué fugaz decepción! ¡Cómo me estaba educando Dios! Aceptar su voluntad me tomó algún tiempo, sin embargo, cuando cargué a mi niña por primera vez, sentí paz. Le agradezco tanto a Dios por esta hija amada, quien, por circunstancias de la vida, aún permanece con nosotros y es nuestra compañera fiel. Así nació María Luz Díaz Arteaga, mi primogénita.
Al poco tiempo de nacer María, mi esposa se encontró embarazada nuevamente. Fue difícil aceptar esta situación, sobre todo por la salud y la economía del hogar, pero aceptamos la bendición de otro hijo, y así llego mi segundo hijo: Luis Alberto Díaz Arteaga, mi primer hijo varón.

Un error irrepetible:

A fines de los años 60 ya era difícil atender la iglesia y asumir carencias en la casa, entonces decidimos renunciar a la Iglesia Bethel de Huánuco y buscar otro medio de ingreso. En esos momentos, la iglesia gozaba de salud espiritual. Habíamos terminado de construir el templo y los hermanos no estaban de acuerdo en que los dejáramos. Una vez tomada la decisión, salimos de Huánuco en la madrugada. Eran las 3 de la mañana, y allí estaban los hermanos en medio del frío, rodeando el carro y llorando como niños; fue un momento muy doloroso para nosotros, pues habíamos llegado a amarles. Durante los próximos 20 años, no pudimos olvidar esa dolorosa escena que nos recordaba que habíamos tomado una decisión equivocada.

Gratitud y Recuerdo Especial a toda la Congregación de la Iglesia Bethel, en especial a las Familias: Echevarría y Silva.

Una ayudadita a Dios:

A estas alturas, éramos 4 personas en casa y la situación económica era preocupante. Empecé a buscar trabajo, y lo encontré en la ciudad de La Oroya, en Tiendas Surge, pues antes ya había trabajado allí. Al llegar a La Oroya me nombraron administrador de la tienda. Así mientras atendía el negocio me di cuenta que mi sed ministerial no se saciaba... Entonces decidimos formar una nueva obra en la ciudad de Tarma donde no había iglesia de las Asambleas de Dios.
Muchas veces, al frente de la tienda, tenía que esconderme detrás del mostrador para que no me vean llorar, sentía mucha culpa por haber defraudado a mis hermanos de Huánuco. Sentía mi vida miserable y sabía que había desobedecido y no había confiado en mi Señor.

Confía en El... y El Hará

En esas circunstancias, asistí a la Convención Regional de Huancayo, allí me eligieron Presbítero de la Región del Centro, que comprendía Junin, Ayacucho y Huancavelica. Tuve que decidir entre mi trabajo y el trabajo de Dios. Los pastores me apoyaron y seguro de la voluntad de Dios, acepté el reto y el cargo, confiando en la fidelidad de Dios. ¡Gloria a su nombre!
Así, entre decisiones, aciertos y errores, nació mi tercera hija: Ruth Sonia Díaz Arteaga, en la hermosa ciudad de Tarma, donde mi esposa tuvo que permanecer durante un mes, por favorecerle el clima.
"Jonás desobedeció al Señor y luego lo lamentó. Estaba en el vientre del pez(1,2,3) cuando recordó que "el Señor tuvo misericordia de él"". Así, Dios nos dio una nueva oportunidad.
En el mes de agosto de 1962, tomamos la decisión, mi madre, mi esposa , yo y mis hijos de retomar el ministerio a tiempo completo. Alquilamos un camión de carga y viajamos a la ciudad de Huancayo. Nos ubicamos en el distrito de Tambo, y allí plantamos nuestro centro de operaciones. Atender la obra desde allí fue desafiante. Visitar Junín, Ayacucho y Huancavelica, fue una tarea muy tenaz y difícil. En Huancayo existía una sola iglesia (El Templo Sión), entonces decidimos abrir una nueva obra en El Tambo. Más tarde, Dios nos bendijo con otra obra en Chilca y después en Palián. Estas iglesias las dejamos organizadas y afiliadas. El apoyo incesante de mi esposa, fue de mucho valor en esta época, ella se esforzaba por ser buena madre y buena pastora.
En esta hermosa ciudad, nacieron dos de mis hijas: Flor de Liz Díaz Arteaga y Miriam Esther Díaz Arteaga. Con ellas, la familia creció a siete personas. Desde entonces, Dios se ha seguido mostrando como nuestro proveedor a lo largo de todo nuestro ministerio. Nunca nos quejamos de la falta de dinero, cuando había escasez, mi esposa tomaba a los niños alrededor de la mesa y daba las gracias por la comida y el Señor siempre suplía milagrosamente a través de su Iglesia. ¡Alabado sea el nombre del Señor!!
En esta región permanecimos durante 6 hermosos años. Conocimos a muchos hermanos amados a quienes recordamos todavía con alegría en nuestros corazones.

Gratitud y Recuerdo a toda la Congregación de "El Tambo", "Chilca" y "Palián"; en especial a las Familias: Caraza, García, Gertrudes, Bruno y Familia Santana.

Cuando Dios Promueve...

Cuando cumplimos fielmente con nuestro ministerio, Dios dentro de su voluntad hace las promociones correspondientes con sus siervos. En el año 1968, recibimos la invitación de la iglesia "El Buen Pastor" de Breña. Después de haber orado y considerado la voluntad de nuestro Dios, decidimos aceptar la invitación para ser uno de sus candidatos. Nos llamaron para avisarnos que habíamos sido elegidos. Nos alegramos mucho por nuestro desarrollo ministerial, pero a la vez sentimos mucha pena de dejar a nuestros amados hermanos de la Región de Huancayo nuevamente. Sin embargo, estábamos dispuestos a ir a donde el Señor nos llevara.
En esta nueva posición, ya no hacía tantos viajes como antes; me dediqué a la obra y a la atención de la congregación, y Dios nos dio iglesias hijas, que actualmente son organizadas y afiliadas a las diferentes Regiones de Lima.
En esta ciudad, nacieron dos de mis hijos: Pedro Carlos Díaz Arteaga, y Juan Abel Díaz Arteaga. Mis segundos hijos varones. Luego de nuestro período de trabajo en El Buen Pastor, deseamos volver a Huancayo, pero los planes del Señor fueron otros. Nos invitaron a ser pastores a la iglesia "Templo Apostólico" en Chimbote. No aceptamos la propuesta, pero nuestros hermanos enviaron una comisión. Nos pusimos a disposición del Señor y aceptamos ser candidatos siendo elegidos como sus pastores.

Gratitud y Recuerdo Especial a toda la Congregación de "El Buen Pastor" y en especial a las Familias: Ríos, (con muchos recuerdos a nuestra hermana Caridad), Colombatti, Sotelo, Paredes, Cabanillas, Becerra, Chumberiza, Roselló.

Una Experiencia Particular en el Ministerio

En el año 1972, viajamos a Chimbote, Departamento de Ancash. Para mis hijos esta mudanza fue una de sus experiencias más dolorosas. La mayoría de ellos ya tenían sus amiguitos y entendían el significado de mudarse de casa e irse a un lugar más lejano. Además, sabíamos que íbamos a un lugar donde tendríamos que empezar todo de nuevo, porque el terremoto del año 1970 había destruido el templo y la casa pastoral.

Una anécdota particular...

Contratamos un camión para el traslado de las cosas y toda la familia nos mudamos en bus. Llegamos a la ciudad, pero el camión no llegó. Tuve que regresar para ver qué había sucedido, lo encontré cerca de Huarmey. Nos habían robado algunas cosas, entre ellas mi bicicleta tan preciada y lo peor fue que el camión no podía arreglarse. Tuve que trasladar todo de nuevo a otro camión, mientras mi familia esperó una semana sin las cosas en una nueva ciudad.
Cuando recibimos la iglesia en Chimbote, nos encontramos con un hermoso grupo de gente muy talentosa. Teníamos en medio nuestro a un Luis Reyna, cantante internacional. A Winston Reyna, su hermano, quien era pianista profesional; y a una poeta... Carmen Torres. Además, un grupo de jóvenes tan involucrados y esforzados; un patrón de Lancha, nuestro hermano Cuba, y un respetado negociante, nuestro hermano Asenjo. Del mismo modo, la congregación estaba rodeada de un soporte de ancianos antiguos en la fe, quienes oraban continuamente por la juventud. ¡Qué privilegio fue servir al Señor, con un grupo así. Además del hermoso Coro de voces, que enmarcaban los cultos dominicales, donde nuestras hermanas Reyna, Emperatriz y Anita, o la hermana Elsa Oré La Torre, o las hermanas Asenjo, Betty, Rosalinda y Raquel, cantaban los hímnos para el Señor. Con esta congregación maravillosa Dios nos permitió iniciar un nuevo reto. Construir el templo. Este reto nos unificó de tal manera que nos hicimos como una gran familia. Mientras unas preparaban el almuerzo, otros, al mando de un capataz y maestro de obras, llevábamos ladrillos, latas de cemento o de desmonte. Toda la congregación estaba deseosa de empezar a construir, tarea que nos tomó 6 años hasta el término de la construcción; pero nuestra amistad con nuestros hermanos chimbotanos ha trascendido el tiempo hasta el día de hoy.

Agradecimiento y Recuerdo a toda la Congregación del "Templo Apostólico" en especial a las Familias: Reyna, Asenjo, Moncayo, Cuba, Bustamante, Toledo, Angeles, Rodríguez, Adrían.

Crecimiento de la Obra

En esta ciudad, tuvimos también el privilegio de iniciar el Instituto Bíblico Nocturno(posteriormente se llamó Gamaliel), que tanta falta nos hacía. Esto nos permitió que los jóvenes no migren hasta Lima, sino que permanezcan en su ciudad preparándose y capacitándose para el ministerio. Actualmente muchos alumnos de ese pequeño Instituto son los pastores de las grandes iglesias en Chimbote. ¡Gloria a Dios!
Es en Chimbote donde realizo mi segundo encargo de Presbítero. Este trabajo lo realicé durante 4 años. La Región contaba con un buen número de iglesias y grupos; trabajamos muy unidos todos los pastores y organizamos muchos eventos importantes, porque existía en esta Región la Fraternidad de Pastores de todas las denominaciones. En esta Región gozamos de un hermoso ambiente espiritual y fraternal, que jamás olvidaremos.
En el año 1978, se realiza la creación de los tres grandes Distritos de las Asambleas de Dios del Perú, en esta ocasión fue elegido como Superintendente el Misionero Rafael Leslie y yo fui elegido como Vice Superintendente. En esta misma asamblea fui elegido Tesorero Nacional de las Asambleas de Dios del Perú, cargo que implicaba que tenía que viajar con mucha frecuencia a Lima para atender la tesorería y las frecuentes reuniones de la Junta Directiva Nacional. Después de un año, el misionero Leslie tuvo que viajar a su país, entonces yo asumí la Superintendencia Distrital. Durante todo este tiempo, la iglesia Templo Apostólico fue muy generosa con nosotros en permitir que su pastor asuma tanta responsabilidad.
Cómo olvidar a mis consiervos en esta hermosa ciudad. Esta Región Ancash Costa, siempre ha permanecido latente en nuestros corazones hasta el día de hoy, porque son recuerdos imborrables en nuestras vidas.

Gratitud y Recuerdo especial a mis consiervos:
Familia Gerardo & Noemí Meza; Familia Víctor Pino & Esposa; Familia Vicente Ayrac & Esposa; Familia Mata, Familia Baltazar, Familia Gilmer Orbegozo & Esposa; Familia Jerónimo, Santiago Chávez Layza & Esposa.

Una Primicia para Dios...

Al año de llegar a la ciudad de Chimbote, nuestro pequeño hijo Juan Abel, se enfermó gravemente. Después de dos meses de angustia para toda la familia, Juan Abel pasó a la presencia del Señor. La despedida con nuestro bebé tuvo mucho significado familiar. Rodeamos su cuna y uno a uno, cada miembro le expresó su sentir y le dijo que lo amaba, él era un bebé pero estamos seguros que comprendió nuestra despedida. Momentos después falleció. Ese día, todas las iglesias nos visitaron y tuvimos una ceremonia fúnebre multitudinaria, donde las hermanas Meza, Loyda y Betty, juntamente con Miriam Calderón; llevaron en sus manos el pequeño ataúd, cantando el hímno "Cara a Cara nos veremos". Fueron momentos difíciles, pero mi familia y yo, vimos la mano de Dios sosteniéndonos. Tiempo después, el Señor nos bendijo con nuestro último hijo. Samuel Obed Díaz Arteaga.

Un peldaño más en el Ministerio

Ya era imposible atender la obra desde la ciudad de Chimbote. Mis hijos, todos estaban habituados, y tenían sus colegios y sus amigos y sus sueños allí... entonces tuvimos que tomar una decisión y buscamos la dirección del Señor.
Como Vice Superindentende, atendía la obra desde Chimbote a toda esa vasta Región. Así que en el año 1979, tuvimos que viajar a la ciudad de Trujillo, más cerca de la Sede que era en Chiclayo. Para mi familia esta separación fue muy dolorosa. Cuando nos reunimos ahora, todavía expresamos nuestra pena de haber salido de esa hermosa ciudad, para empezar todo de nuevo. Dejamos a nuestros amigos, el ambiente de trabajo, nuestra Librería, y también la infancia y adolescencia de mis hijos. Ahora mi tarea era de mayor responsabilidad. Tenía a mi cargo los 8 Departamentos del Norte y la Selva: Ancash, La Libertad, Lambayeque, Piura, Tumbes, Cajamarca, Amazonas y San Martín. Esta era una tarea desafiante. ¿Podría visitar todos esos Departamentos juntamente con mi Directiva? Muy rápido se notó el fortalecimiento de la Obra y su crecimiento. Cinco años pasaron muy rápido. Tengo en mi memoria cada viaje, visitando a mis hermanos a cientos de kilómetros de Trujillo. Viéndoles por primera vez y despidiéndome porque quizá no los volvería a ver. Fueron cinco gloriosos años de reconocimiento de toda la Obra Asambleísta en esos lugares. Por las normas del reglamento AD., no se me permitía una reelección más, entonces una vez más, terminó nuestro trabajo allí. Esta vez, nos asaltó la duda. ¿Y ahora qué? ¿Qué vamos a hacer? ¿A dónde vamos a ir?

Gratitud y Reconocimiento Especial a mis consiervos:
& Marina Quezada, Elque & Vilca, Luis & Marina Meléndez, Rodríguez, Encarnación, Contreras, Santiago & Chávez.

La "caravana" sigue caminando...

En el año 1984, tuvimos que tomar otra decisión difícil. Nuestra hija menor se casó muy joven, y rápidamente formó su familia. También nuestra hija mayor se había casado, le había nacido ya su hija primogénita y nosotros teníamos que decidir a dónde serviríamos con nuestro ministerio. Así, después de 12 años ininterrumpidos de servicio en el Norte, decidimos regresar a Lima. Pueden imaginarse el dolor de separarnos por primera vez de nuestras hijas y de sus familias.
También nuestra hija Ruth se quedaba internada en el Seminario Bautista Teológico de Trujillo, culminando sus 4 años de estudio para obtener su Bachillerato en Educación Cristiana.
Así, adoloridos, regresamos parte de la familia. Habíamos recibido 3 invitaciones para el pastorado: Cajamarca, Chiclayo y Lima. Nosotros hubiéramos querido quedarnos en el Norte, pero decidimos obedecer "la voz de Dios", así marchamos rumbo a la Iglesia "Monte de los Olivos" en Lima Cercado.
Esta congregación, situada en el Cercado de Lima, ha sido la zona más difícil donde hemos tenido el privilegio de servir. Era una zona de mucha necesidad, mucha pobreza y delincuencia. ¡Gracias a Dios! él nos guardó y nunca ni yo ni mi familia fuimos agredidos o molestados, sino por el contrario nos respetaron y protegieron cuando se presentó la ocasión. La mayor satisfacción que tuvimos fue atender a la iglesia y a la comunidad con el proyecto de Compassion International; allí tuvimos el privilegio de atender y alimentar a 120 niños, la mayoría de ellos de familias inconversas.

Una experiencia de mucho dolor...

A los dos días de haber llegado a Lima, cuando todavía no habíamos ni empezado a instalarnos, Pedrito, el sexto de nuestros hijos salió de la casa y no supo cómo regresar. El nos relata que anduvo cerca de la línea del tren, porque se acordaba que por allí quedaba la casa... Fueron 11 días dolorosos y de mucho llanto, porque Pedrito se había perdido. La congregación se organizó por brigadas para buscarlo. Cada noche, entre sollozos le rogábamos a Dios que lo mantenga con vida y con salud. Mis hijas que se encontraban en el Norte sufrían de impotencia y en nuestra casa no podíamos ni comer pensando dónde estaría el niño.
Pedrito es un hijo maravilloso. Cuando tenía sólo 2 años, el Señor lo sanó instantáneamente de una enfermedad que no le permitía mantenerse en pie. Los médicos dijeron que nunca caminaría ni hablaría. Dios, le concedió el habla. Aunque su lenguaje es limitado, eso es más que suficiente para comunicar el evangelio y a él le encanta evangelizar.
Evidentemente, los ángeles del Señor lo estuvieron cuidando todos esos días, sino sería muy difícil entender cómo en una ciudad tan grande, donde hay tanta maldad, Dios lo protegió y lo cuidó como lo sigue haciendo hasta el día de hoy. ¡Gracias Dios por esa prueba, que nos enseñó a amarnos más!

Otro Presbiterio...

Así, mientras servíamos a la iglesia "Monte de los Olivos" en el cercado de Lima, la Región de Lima Centro en el año 1985, me elige como su Presbítero. En esta Región me esperaba un duro trabajo, porque tenía que atender a más de 50 congregaciones diferentes. Gracias a los Miembros de la Junta Directiva, quienes trabajaron conmigo codo a codo, yo me sentí apoyado en esta enorme tarea. Esta es una de las razones por las que creo firmemente que un pastor no debe asumir otros cargos, porque de todas maneras, es la congregación la que sufre la falta de atención.
Al quinto año de trabajo esforzado, mi salud se quebrantó y tuve que renunciar a mi cargo. Así mismo, y lamentablemente, luego de 10 años de servicio en la iglesia Monte de los Olivos, con muchísimo dolor en nuestros corazones, tuvimos que dejar el pastorado, dejando a nuestros hermanos amados, fieles, firmes en el Señor con un liderazgo cimentado y varios prospectos para el ministerio pastoral.

Gratitud y Reconocimiento especial a toda la Congregación de "Monte de los Olivos" en especial a las Familias: Muñoz, Gonza, Huamaní, Vargas, Sonco, Eugenio & María Toledo, Oroya, Hilario, Canchari, Jara, Puma, Torres, Julián & Luis Pacheco, Quiroz, Tomás Cisneros, Ríos, Trebejos, Chávez, Arapa, Noé y Rebeca Chávez.

Una Nueva Experiencia

Al dejar la iglesia, por primera vez en 40 años nos encontrábamos sin pastorado. Cansados, enfermo, sin una casa propia, y sin recursos económicos. Esta era una nueva experiencia para nosotros. Una mañana, mientras oraba, el Señor me afirmó muy claramente que "confiara en El". Me aferré a esta promesa. Cobre ánimo, y luego vi la sorprendente mano de nuestro Señor. Durante los siguientes 5 años nuestro Dios suplió cada necesidad. El ya había capacitado a nuestros hijos y ellos asumieron toda la responsabilidad de nuestra vivienda y economía. Esos años vivimos sostenidos de la mano de Dios.
Habían 4 iglesias que insistentemente me solicitaban para ser su pastor, pero yo no podía aceptar. Mi salud no me lo permitía. Sentía que involucrarme así en el pastorado no sería para servir a la Iglesia con integridad.
En el año 1996, la sede nacional me nombra como Vocal de la Región. Luego me nombraron Tesorero durante los siguientes 2 años y después como Administrador y Maestro del Instituto Bíblico Emanuel de las AD en el centro de Lima. Serví al Señor en estas asignaciones durante 3 años, y luego me eligieron Presbítero de la Región de Lima Centro; tarea que cumplí durante 3 años, con mucha honradez, lealtad y compromiso.

Un Pastorado Más

En el mes de julio de 1999, recibimos la invitación de la iglesia "Filadelfia" en Carmen de la Legua Reynoso del Callao para ser sus pastores. Después de haber orado y considerado nuestra situación, aceptamos servirles, pensando que este sería nuestro último pastorado.
Ahora, ya con tantos años de experiencia, para mi fue un placer trabajar con un equipo de gente joven, dispuestos a aprender; convencido que eran reconocedores de la experiencia y adultez de su servidor. Nuestro tiempo con nuestros hermanos de Filadelfia fueron muy gratos y bendecidos. Cuando recibimos esta iglesia, sabíamos que sería por poco tiempo y así fue.
Al término de los dos años, anunciamos a la iglesia que ya era necesario que busquen nuevos candidatos, porque el tiempo ministerial del pastorado estaba llegando a su fin. Así el 30 de julio del año 2002, muy adoloridos por el amor que le habíamos llegado a tener a nuestros amados hermanos, tuvimos que despedirnos una vez más, y entregamos la iglesia a su nuevo Pastor.

Gratitud y Recuero a toda la Congregación de la iglesia "Filadelfia", en especial a las Familias: Capcha, Colque, Sánchez, Oré, Pareja, Gutiérrez, Nuñez, Salazar, Garay.

MI PERÚ ...